domingo, 31 de mayo de 2015

Hendrick van Balen. La Trinidad

Trinidad, 1620. Obra de Hendrick van Balen
Óleo sobre tabla, 
Iglesia de Santiago, Amberes. Bélgica

La Solemnidad de hoy me hace mirar a la expresión Trinitaria en el Arte. Son tantas las formas y maneras que ésta adquiere a la vista de los artistas a través de los siglos. De igual manera los Padres de la Iglesia intentaron definirla a la luz misma de la revelación dada por la historia de la salvación.

El que viene de lo alto está por encima de todos. El que es de la tierra es de la tierra y habla de la tierra. El que viene del cielo está por encima de todos. De lo que ha visto y ha oído da testimonio, y nadie acepta su testimonio. El que acepta su testimonio certifica la veracidad de Dios. El que Dios envió habla las palabras de Dios, porque no da el Espíritu con medida. El Padre ama al Hijo y todo lo ha puesto en su mano. El que cree en el Hijo posee la vida eterna; el que no crea al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios pesa sobre él. 

Dice la carta a los Hebreos en su cap. primero:

" ... el Hijo, a quien Dios constituyó heredero de todas las cosas, y por quien asimismo hizo el mundo . Este Hijo, que refleja la gloria (de Dios) y la impronta de su sustancia, sostiene todo con su palabra poderosa .... "

Como rezamos en el Credo.

" ... nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Dios verdadera Luz de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre por medio de él fueron creadas todas las cosas. "

San Agustín habla de la Trinidad en su obra De Trinitate  dividida en cinco grandes partes: Teología bíblica de la Trinidad (I-IV). Teología especulativa y defensa del dogma (V-VII). Introducción al conocimiento místico de Dios (VIII). Búsqueda de la imagen de la Trinidad en el hombre (IX-XIV). Compendio y complemento del tratado (XV).

En La Trinidad Agustín desarrolló la doctrina de las relaciones: las tres personas divinas son El Ser mismo, eterno, inmutable, consustancial, pero se distinguen por sus relaciones; la explicación psicológica; la doctrina sobre las propiedades personales de El Espíritu Santo, que procede como amor; la vida de la gracia; y sobre cómo el hombre siendo imagen de Dios es imagen de la Santísima Trinidad.

En la perspectiva del amor, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son el amante, el amado y el amor:

 " Et ideo no Amplius quam tria sunt:. unus diligens aquí eum de illo est, et unus diligens eum de quo est, et ipsa dilectio "
 " Las personas divinas no son más que tres: la primera que ama, de la que nace, la segunda que ama, de quien viene y la tercera, que es el mismo amor. "

" Ecce sunt tria, Amans et quod et Amatur amor. "
" Estas son tres:. el Amante, el Amado y el Amor "

Hilario de Poitiers, dice en su obra de De Trinitate:

" No quitará su Unicidad de Dios Padre, cuando decimos que el Hijo es Dios, porque él es Dios de Dios, uno a uno, por lo que un Dios, porque Dios es Él mismo. Por otro lado, el Hijo no es menos Dios porque el Padre es el único Dios. Como el Hijo Unigénito no está exenta de nacimiento, con el fin de privar al padre de su unidad divina, ni es diferente de Dios, sino porque es nacido de Dios "

San Atanasio de Alejandría en su segunda carta a Carta a Serapión se expresa de esta manera:

" El carácter distintivo de la fe en Cristo es la siguiente: el hijo de Dios, que es, de hecho, en el principio era el Logos Dios, el Logos, y el Logos era Dios - que es la sabiduría y el poder del Padre, Cristo es el poder de Dios y sabiduría de Dios - el final de los tiempos se ha hecho hombre para nuestra salvación. De hecho, John, después de decir: En el principio era el Logos, poco después, añadió, y los logos se hizo carne, es decir, se hizo hombre. Y el Señor dice de sí mismo: porque procuráis matarme, hombre que os he hablado la verdad? y Pablo, que había aprendido de él, escribe: Un solo Dios, un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre "

" Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él. "    ( 1 Jn 4, 16 )

sábado, 30 de mayo de 2015

Murillo. Fernando III el Santo

Fernando III el Santo. 1672. Murillo
Óleo sobre lienzo. Medidas: 56 cm x 38 cm.
Museo del Prado. Madrid

Recordamos hoy la santidad de Fernando III, rey de Castilla. Tras su muerte y entierro en la catedral de Sevilla se genera una energía espiritual que atrae a los fieles. El papa Sixto V confirmaría en 1590 que Fernando III poseía el halo de santidad y que merecía el tratamiento de santo, en base al «resplandor alrededor de la cabeza que se da en Roma a los beatificados y la diadema de los canonizados.» Las restricciones del papa Urbano VIII obligaron a demostrar que esta representación realmente era tal y, una vez acreditada, fue posible impulsar el procedimiento a partir de 1649.

Murillo pintó al rey Fernando III el Santo en varias ocasiones. De todas las versiones que hizo, ésta es la de tamaño más reducido, si bien es la única en la que el santo se representa de cuerpo entero. Está en oración, reconcentrado en sí mismo, arrodillado sobre un cojín de terciopelo carmesí, ante un reclinatorio en el que se disponen la corona y el cetro que indican su condición regia. Su iconografía es la habitual, fijada con anterioridad a su subida a los altares en 1672: de mediana edad, con el cabello largo sobre los hombros, vestido con gregüescos, media armadura y manto real de armiño. Unos bellos angelitos, característicos del artista sevillano, descorren un escenográfico cortinaje para mostrar la figura del rey, que aún no lleva el halo de santidad, lo cual podría indicar una fecha inmediatamente anterior a su canonización.

viernes, 29 de mayo de 2015

Falcone. La expulsión de los mercaderes del Templo

La Expulsión de los mercaderes del Templo. 1630-1640. Aniello Falcone
Óleo sobre lienzo. Medidas: 101 cm x 114 cm.
Museo del Prado. Madrid

Llegaron a Jerusalén, entró en el templo y se puso a echar a los que traficaban allí, volcando las mesas de los cambistas y los puestos de los que vendían palomas. Y no consentía a nadie transportar objetos por el templo. Y los instruía, diciendo: «¿No está escrito: "Mi casa se llamará casa de oración para todos los pueblos" Vosotros, en cambio, la habéis convertido en cueva de bandidos.»

Leemos hoy en la Eucaristía el relato según san Marcos de la expulsión de los mercaderes del Templo. El lienzo que contemplamos, del pintor napolitano Falcone, nos muestra a Jesús, empuñando un flagelo, entre dos grupos de mercaderes, unos que se marchan a su izquierda, y otro que intenta recoger su mercancía a su derecha, ante la mirada de tres espectadores. La escena tiene lugar con un rico fondo arquitectónico de fondo, de estilo clasicista, que evoca el Templo de Jerusalén.

jueves, 28 de mayo de 2015

Déesis. Puerta de la Coronería

Déesis. 1250. Maestro Enrique
Piedra tallada. Puerta de la Coronería
Catedral de Burgos

Leemos en la Eucaristía de hoy la escena del ciego Bartimeo, que implora la misericordia de Jesús. Este tema encuentra en la iconografía cristiana una clara expresión en el tema de la Déesis, la imploración suplicante que toda la humanidad dirige a Cristo a través de María y de su san Juan, que estuvieron presentes en el momento de la muerte del Señor.

Tal es el caso del tímpano de la Puerta  de la Coronería o Alta de la catedral de Burgos fue realizada hacia 1250, considerándose al maestro Enrique su principal artífice. Dedicada al Juicio Final, en el tímpano hallamos a Cristo Juez, sedente y enseñando sus llagas al fiel. La Virgen, a su derecha, y san Juan, a su izquierda, imploran su misericordia, configurando una característica deesis. El tímpano es rematado por los ángeles que muestran la cruz y el sudario mientras que en los lados otros ángeles exhiben la columna y la lanza, iconos del martirio del Salvador. Debajo del Cristo se encuentra san Miguel pesando las almas; a su izquierda se sitúan los condenados, bajo la influencia de Satanás; en la derecha, tras franquear una pequeña puerta, nos encontramos con los elegidos.

miércoles, 27 de mayo de 2015

Bouts. Santiago Apóstol

Santiago Apóstol,1460. Atribuido a Dirk Bouts
Óleo sobre tabla, 107 cm x 42 cm
Museo de Arte Sacro de Funchal (Madeira)

Se le acercaron los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron: «Maestro, queremos que hagas lo que te vamos a pedir.» Les preguntó: «¿Qué queréis que haga por vosotros?» Contestaron: «Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda.» 

Nos presenta el Evangelio de la Eucaristía de hoy la petición de Santiago y Juan de un lugar de honor junto al Señor, justo después del anuncio de su Pasión. Santiago fue el primero de los apóstoles en beber el cáliz del Señor. Por eso, hemos traído esta tabla a nuestra contemplación, atribuida al flamenco Dieric o Dirk Bouts, que se conserva en Madeira. Está revestido con un manto rojo, que alude a su martirio, y porta en una mano el libro del Evangelio que anunció, mientras que la derecha sostiene el bordón típico de los peregrinos, propio de su iconografía.

martes, 26 de mayo de 2015

Durero. El Martirio

El martirio de los diez mil cristianos, 1508. Obra de Alberto Durero
Óleo sobre lienzo, 99 x 87 cm

Cada día cuando leo el martirologio me sorprende y me admira la cantidad de personas que han dado su vida desde los primeros tiempos de cristianismo hasta hoy solo por Cristo, por su fe, por defender la Verdad. Hombres y mujeres que han sido perseguidos, torturados y asesinados sin ningún otro motivo que por confesar a Cristo.

Leyendo y reflexionando hoy el evangelio encuentro a Jesús respondiendo a Pedro, ante una casi impertinente y muy humana intervención por su parte: Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido. Jesús entonces dijo: Os aseguro que quien deje casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, recibirá ahora, en este tiempo, cien veces más, casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones, y en la edad futura, vida eterna. Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos primeros.

Cuantos de estos testigos fieles en los momentos de dolor y martirio no pensarían en estas palabras del maestro, comenzando por el mismo Pedro. Cuantos no verían la multiplicación de sus carencias en la vida terrena y aumentado, a pesar de la persecución, en la vida eterna. Cuantos últimos no son ya primeros en las moradas celeste. 

Este cuadro nos puede ayudar a meditar sobre esta realidad martirial que todo cristiano ha de tener presente. Vivir en la confianza y la esperanza en Cristo nos ha de mantener en pie, fiados de aquel que cumple la promesa y enraizados fuertemente en quien en cualquier tipo de dolor nos sostiene y nos regala Vida eterna.

La pintura al principio da la impresión de ser un álbum ilustrado con un desorden de figuras vestidas y desnudas. También el paisaje con formas de árboles retorcidas y una vegetación semejante a la jungla, inusual en Durero.

En cuanto a cuáles sean esos diez mil mártires representados, ha de señalarse que puede referirse a dos episodios distintos del martirologio romano. La muerte en Nicomedia de diez mil mártires como consecuencia de la persecución de Diocleciano. Un segundo grupo de 10.000 mártires. La muerte de diez mil soldados crucificados por el rey persa Sapor II en el monte Ararat en tiempos de los emperadores romanos Adriano y Antonino Pío. 

Aparecen en el cuadro alrededor de 140 figuras, algo muy infrecuente en Durero, cuyas composiciones tenían un número muy inferior de personajes. Estas personas se ven sometidas a diversas formas de tortura y ejecución. En una zona montañosa, los persas arrojan a los cristianos al vacío. En otro lugar, matan a un cristiano clavándole una estaca en el cuerpo. En la parte delantera izquierda se ve que otro va a ser ejecutado cortándole la cabeza con una cimitarra.

En el centro de la composición vemos el autorretrato de Durero, que lleva en las manos una especie de cartel en el que firmó y fechó la obra: "Esta obra fue realizada en el año 1508 por Alberto Durero, Alemán". Se ha identificado a su acompañante como el humanista Conrad Celtis, transmitiendo así la idea de igualdad entre el arte pictórico y la actividad intelectual de pensadores como Celtis.

lunes, 25 de mayo de 2015

James Doyle Penrose. San Beda el Venrable

San Beda el Venerable. 1902. James Doyle Penrose 
Óleo sobre lienzo.
Real Academia. Londres

Celebramos hoy la memoria de Beda el Venerable. Casi todo lo que se conoce sobre su vida se encuentra en un anexo añadido por él en su Historia ecclesiastica. Completó la obra en 731 y dice que entonces se encontraba en su 59º año de vida, lo que da una fecha probable de nacimiento en 672-673. También dice que nació en las tierras de este monasterio.

En su obra cuenta que fue enviado voluntariamente al monasterio de Monkwearmouth a los 7 años de edad y que se convirtió en diácono a los 19 y en sacerdote a los 30. No está clara su ascendencia noble. Fue instruido por los abades Benedict Biscop y Ceolfrid, y posiblemente acompañase a este último a Jarrow en 682. Cuando una plaga azotó Jarrow en 686 murieron todos los monjes y clérigos que había en el lugar, con la excepción de Beda y el abad, ellos fueron los encargados de los servicios religiosos de la comunidad durante varios años.1 Allí pasó su vida, siempre ocupado aprendiendo, enseñando o escribiendo, siempre celoso con sus obligaciones monásticas. Allí murió y fue enterrado, pero sus huesos fueron trasladados a la Catedral de Durham en el siglo XI, en donde fueron depositados en una urna de oro y plata; sin embargo en 1541 la urna fue robada, y los restos de Beda se perdieron.

Beda llegó a ser conocido como Beda el Venerable al poco de morir, pero esto no fue tomado en consideración por la Iglesia católica para su canonización. Su erudición e importancia para el Catolicismo fueron reconocidas en 1899 cuando fue declarado Doctor de la Iglesia reconociéndolo como San Beda el Venerable.

Una cruz de gran tamaño fue erguida en su honor en Rocker Point, cerca de Jarrow en 1904. En 2013, el papa Francisco eligió un fragmento de una de sus homilías para su escudo: Miserando atque eligendo (Lo miró con misericordia y lo eligió).

domingo, 24 de mayo de 2015

Pentecostés


Pentecostés,1600. Obra de El Greco 
Óleo sobre lienzo, 275 cm x 127 cm
Museo del Prado, Madrid. España

La imagen de hoy como no podía se menos representa la venida del Espíritu Santo, en forma de lenguas de fuego, sobre la Virgen y los Apóstoles el día de Pentecostés, cincuenta días después de Pascua, segun nos relatan los Hechos de los Apóstoles 2, 1-5. San Ireneo de Lyon nos dice con respecto al envío del Espíritu Santo:

El Señor dijo a los discípulos: Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Con este mandato les daba el poder de regenerar a los hombres en Dios.

Dios había prometido por boca de sus profetas que en los últimos días derramaría su Espíritu sobre sus siervos y siervas, y que éstos profetizarían; por esto descendió el Espíritu Santo sobre el Hijo de Dios, que se había hecho Hijo del hombre, para así, permaneciendo en él, habitar en el género humano, reposar sobre los hombres y residir en la obra plasmada por las manos de Dios, realizando así en el hombre la voluntad del Padre y renovándolo de la antigua condición a la nueva, creada en Cristo.

Y Lucas nos narra cómo este Espíritu, después de la ascensión del Señor, descendió sobre los discípulos el día de Pentecostés, con el poder de dar a todos los hombres entrada en la vida y para dar su plenitud a la nueva alianza; por esto, todos a una, los discípulos alababan a Dios en todas las lenguas, al reducir el Espíritu a la unidad los pueblos distantes y ofrecer al Padre las primicias de todas las naciones.

Por esto el Señor prometió que nos enviaría aquel Defensor que nos haría capaces de Dios. Pues, del mismo modo que el trigo seco no puede convertirse en una masa compacta y en un solo pan, si antes no es humedecido, así también nosotros, que somos muchos, no podíamos convertirnos en una sola cosa en Cristo Jesús, sin esta agua que baja del cielo. Y, así como la tierra árida no da fruto, si no recibe el agua, así también nosotros, que éramos antes como un leño árido, nunca hubiéramos dado el fruto de vida, sin esta gratuita lluvia de lo alto.

Nuestros cuerpos, en efecto, recibieron por el baño bautismal la unidad destinada a la incorrupción, pero nuestras almas la recibieron por el Espíritu.

El Espíritu de Dios descendió sobre el Señor, Espíritu de prudencia y sabiduría, Espíritu de consejo y de valentía, Espíritu de ciencia y temor del Señor, y el Señor, a su vez, lo dio a la Iglesia, enviando al Defensor sobre toda la tierra desde el cielo, que fue de donde dijo el Señor que había sido arrojado Satanás como un rayo; por esto necesitamos de este rocío divino, para que demos fruto y no seamos lanzados al fuego; y, ya que tenemos quien nos acusa, tengamos también un Defensor, pues que el Señor encomienda al Espíritu Santo el cuidado del hombre, posesión suya, que había caído en manos de ladrones, del cual se compadeció y vendó sus heridas, entregando después los dos denarios regios para que nosotros, recibiendo por el Espíritu la imagen y la inscripción del Padre y del Hijo, hagamos fructificar el denario que se nos ha confiado, retornándolo al Señor con intereses.

La pintura realizada por el Greco y su taller para el retablo mayor de la Iglesia del Colegio de doña María de Aragón, esta dentro de este conjunto en el Museo del Prado conformando éste los cuadres de: El Bautismo de Cristo, La Crucifixión, La Resurrección de Cristo y La Anunciación. En el segundo peldaño está la firma con caracteres griegos, rehecha en una restauración antigua.

Se ha identificado al Apóstol barbado y calvo que dirige su mirada al espectador en la parte derecha del lienzo como el autorretrato del autor o, quizás, el retrato de su amigo Antonio de Covarrubias. 

sábado, 23 de mayo de 2015

El Espíritu Santo


Espíritu Santo, Cátedra de San Pedro, 1657-66. Obra de Bernini
Bronce, mármol, madera, estuco y alabastro.
Basílica del Vaticano. Roma. Italia

Ante las vísperas de Pentecostés, invoquemos al Espíritu santo y pidamos nos colme de sus dones para que seamos capaces de transmitir en nuestra vida sus frutos y vivir la eclesialidad de su unidad.

Los dones pertenecen en plenitud a Cristo, Hijo de David. Completan y llevan a su perfección las virtudes de quienes los reciben. Hacen a los fieles dóciles para obedecer con prontitud a las inspiraciones divinas. Tu espíritu bueno me guíe por una tierra llana (Ps 143,10). Todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. CEC 1831

Los siete dones del Espíritu Santo son: Sabiduría, Inteligencia, Consejo, Fortaleza, Ciencia, Piedad y Temor de Dios.

Los frutos del Espíritu son perfecciones que forma en nosotros el Espíritu Santo como primicias de la gloria eterna. La tradición de la Iglesia enumera doce: "Caridad, Gozo, Paz, Paciencia, Longanimidad, Bondad, Benignidad, Mansedumbre, Fidelidad, Modestia, Continencia, Castidad". (Gal 5, 22-23) 

En cambio el fruto del Espíritu es Amor, Alegría, Paz, Paciencia, Afabilidad, Bondad, Fidelidad, Mansedumbre, Dominio de Sí.

La Iglesia es el Templo del Espíritu Santo. El Espíritu es como el alma del Cuerpo Místico, principio de su vida, de la unidad en la diversidad y de la riqueza de sus dones y carismas. Así toda la Iglesia aparece como el pueblo unido "por la unidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo"  (LG 4; cf. San Cipriano de Cartago, De dominica Oratione, 23). CEC 809-810. 

La Iglesia nace en Pentecostés con el envío del Espíritu Santo. Es Él quien santifica a la Iglesia y la enriquece con sus dones. La misión del Espíritu Santo, esencialmente, es hacer presente en medio de la Iglesia al mismo Cristo glorificado. En la Eucaristía, por la epíclesis, pedimos al Espíritu que convierta al pan y al vino en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, de modo que Cristo resucitado se nos hace presente en ella con su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad. Cristo, presente en la Eucaristía, por el poder del Espíritu nos da el don abundante de su Espíritu.

El Espíritu Santo  introduce a la Iglesia en la Verdad Total. 

El Espíritu Santo nos asiste para comprender la Revelación de Cristo, interiorizando su palabra en nuestro corazón.

El Espíritu Santo es el artífice de toda la Unidad, Santidad, Catolicidad y Apostolicidad en el seno de la Iglesia. 

El Espíritu Santo es al que le corresponde dirigir todos los dones jerárquicos y carismáticos de la Iglesia. 

El  Espíritu Santo es quien da los frutos de santidad y de perfección que surgen en cada instante.

Ven, Espíritu Santo, 
llena los corazones de tus fieles 
y enciende en ellos el fuego de tu amor.

viernes, 22 de mayo de 2015

Bordarevsky. Juicio de san Pablo en Cesarea

Juicio de san Pablo en Cesarea. 1875. Nikolai Kornilievich Bodarevsky
Óleo sobre lienzo. Medidas: 135 cm x 226 cm.
Museo Regional Transcarpathian

«Tengo aquí un preso, que ha dejado Félix; cuando fui a Jerusalén, los sumos sacerdotes y los ancianos judíos presentaron acusación contra él, pidiendo su condena. Les respondí que no es costumbre romana ceder a un hombre por las buenas; primero el acusado tiene que carearse con sus acusadores, para que tenga ocasión de defenderse. Vinieron conmigo a Cesarea, y yo, sin dar largas al asunto, al día siguiente me senté en el tribunal y mandé traer a este hombre. Pero, cuando los acusadores tomaron la palabra, no adujeron ningún cargo grave de los que yo suponía; se trataba sólo de ciertas discusiones acerca de su religión y de un difunto llamado Jesús, que Pablo sostiene que está vivo. Yo, perdido en semejante discusión, le pregunté si quería ir a Jerusalén a que lo juzgase allí. Pero, como Pablo ha apelado, pidiendo que lo deje en la cárcel, para que decida su majestad, he dado orden de tenerlo en prisión hasta que pueda remitirlo al César.»

Estas palabras de Festo, ante el rey Agripa, condensan la esencia del juicio sobre Pablo: afirma que un difunto, llamado Jesús, está vivo. Efectivamente, por muy insólita que parezca la aseveración, encierra la esencia del mensaje cristiano.

La pintura romántica historicista desarrolló en grandes formatos estos asuntos de carácter histórico. En Rusia tuvo un desarrollo algo posterior al del resto de Europa. Contemplamos, dentro de esta escuela, la escena del juicio de Pablo. Éste comparece en pie ante un estrado de tres escalones, sobre el que se sientan el rey Agripa, su mujer Berenice, y el procurador Festo.

jueves, 21 de mayo de 2015

Lorenzo Monaco. Intercesión de Cristo y la Virgen

Intercesión de Cristo y la Virgen. 1402. Atribuido a Lorenzo Monaco
Óleo sobre lienzo. Medidas: 239 cm x 153 cm.
Museo Metropolitano de Nueva York

Padre santo, no sólo por ellos ruego, sino también por los que crean en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno, como tú, Padre, en mí, y yo en ti, que ellos también lo sean en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. 

Nos vamos acercando a la solemnidad de Pentecostés, y la liturgia consigna hoy las palabras de jesús en las que eleva ante el Trono de la Misericordia su intercesión por todos nosotros. Es lo que contemplamos en esta obra del primer renacimiento italiano. María mira al hijo, señalando a la humanidad orante que se arrodilla ante Cristo. éste dirige su mirada al Padre, señalando por una parte la herida de su costado, por la que ha redimido al mundo, y por otro acoge con la mano la petición de la Madre. El Padre celestial, desde una esfera luminosa, envía el Espíritu Santo al Hijo, acogiendo su súplica.

miércoles, 20 de mayo de 2015

Anónimo. La Santa Faz

La Santa Faz. 1540-1550. Anónimo
Óleo sobre tabla. Medidas: 51 cm x 26 cm.
Castillo de Javier. Navarra

Padre santo, guárdalos en tu nombre, a los que me has dado, para que sean uno, como nosotros. Cuando estaba con ellos, yo guardaba en tu nombre a los que me diste, y los custodiaba, y ninguno se perdió, sino el hijo de la perdición, para que se cumpliera la Escritura. Ahora voy a ti, y digo esto en el mundo para que ellos mismos tengan mi alegría cumplida. Yo les he dado tu palabra, y el mundo los ha odiado porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.

La liturgia de este último miércoles de Pascua nos propone meditar sobre la oración que Jesús hizo por todos nosotros al Padre, justo antes de entregarse a la Pasión. Contemplamos estas palabras del Señor con agradecimiento y con inmenso amor, compartiendo los sentimientos de los discípulos quienes, después de la Ascensión, no volvieron a verle, sino que fueron fortalecidos con la fuerza del Espíritu Santo.

Contemplando la Palabra del Señor, contemplamos también el rostro del Señor en esta tabla anónima de la Santa Faz, de influencia flamenca, venerada en el Castillo de Javier (Navarra). Esta iconografía procede de la devoción a la Pasión, que tradicionalmente recuerda el gesto de la Verónica, que enjugó el rostro del Señor cuando cayó al suelo, quedando su rostro impreso en el paño con el que lo limpió.

martes, 19 de mayo de 2015

Gerard David. Crucifixión

Crucifixión. 1475. Gerard David
Óleo sobre tabla. Medidas: 88 cm x 56 cm.
Museo Thyssen. Madrid

Padre, ha llegado la hora, glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique y, por el poder que tú le has dado sobre toda carne, dé la vida eterna a los que le confiaste. Ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo.

Leemos en estos últimos días de Pascua el discurso de la despedida de Jesús, del Evangelio según san Juan. Jesús pide al Padre que lo glorifique. En este Evangelio, el momento de la glorificación del Hijo de Dios es, paradójicamente, el de su Crucifixión. allí alcanza su mayor expresión el amor de Dios hacia los hombres, estableciéndose en su sangre la nueva y eterna alianza.

Por eso, hemos traído a nuestra contemplación una tabla flamenca de Gerard David, que nos muestra la Crucifixión. En su etapa inicial, David siguió a artistas de Haarlem como Dirk Bouts, Ouwater y Geertgen tot Sint Jans, aunque ya había evidenciado su poder superior como colorista. A esta primera época pertenece esta Crucifixión. En Brujas estudió y copió obras maestras de los hermanos Hubert y Jan van Eyck, Rogier van der Weyden, y Hugo van der Goes. Aquí cayó directamente bajo la influencia de Memling, el maestro a quien siguió más de cerca. Fue de él de quien David adquirió una solemnidad de tratamiento, mayor realismo en la representación de la forma humana y un arreglo ordenado de las figuras.

lunes, 18 de mayo de 2015

Anónimo. El Salvador

El Salvador. 1510. Anónimo
Óleo sobre tabla. Medidas: 34 cm x 27 cm.
Museo del Prado. Madrid. España

¿Ahora creéis? Pues mirad: está para llegar la hora, mejor, ya ha llegado, en que os disperséis cada cual por su lado y a mí me dejéis solo. Pero no estoy solo, porque está conmigo el Padre. Os he hablado de esto, para que encontréis la paz en mí. En el mundo tendréis luchas; pero tened valor: yo he vencido al mundo.

Encontramos nuestra verdadera paz solo en Cristo, nuestro Señor. Éste es el mensaje que nos transmite el Evangelio que leemos en la Eucaristía de este séptimo lunes de Pascua, a la espera del Espíritu Santo.

Contemplamos una tabla anónima, de procedencia flamenca, pintada a comienzos del siglo XVI. Cristo aparece con una mano bendiciendo, y la otra apoyada sobre la esfera del mundo, sobre la que se alza la Cruz. Esta imagen de devoción nos sirve hoy para levantar nuestra confianza al Señor, que nos envía su Espíritu Santo para guiarnos por entre los caminos de este mundo.

domingo, 17 de mayo de 2015

Alonso Berruguete. La Ascensión del Señor

La Ascensión del Señor. 1523-1526. Alonso Berruguete
Madera tallada y policromada. Medidas: 115cm x 89cm x 19 cm.
Museo Nacional de Escultura. Valladolid

Celebran hoy gran parte de las comunidades cristianas la Solemnidad de la Ascensión, trasladada del jueves. Alabamos al Señor, que ha asumido nuestra naturaleza humana ascendiendo a los cielos. Se separa de los Apóstoles, y la Iglesia no vuelve a verlo, como lo vieron sus discípulos. Por eso, la iconografía nos lo muestra desapareciendo de nuestra vista en su movimiento ascendente.

Hemos seleccionado, por tanto, una talla de Alonso Berruguete, que pertenece al retablo mayor de la iglesia monástica de la Mejorada. Según la secuencia narrativa del retablo los relieves desarrollan escenas de la vida de Cristo y María. Cristo asciende a los cielos desde la cima del monte de los olivos. La composición se divide en dos niveles: el cielo, donde únicamente se advierte el borde inferior de la túnica y los pies del Señor, la parte superior de su cuerpo ya está oculta detrás de una nube. En la parte inferior un tumulto de Apóstoles en diversas actitudes lo siguen con la mirada, presentan actitudes sorprendidas con un tratamiento nervioso en las líneas, con cabellos un tanto despeinados y expresiones de gran carga emocional; uno de los personajes aparece inclinado en el centro de la composición, alrededor del cual se disponen el resto de personajes.

La talla muestra una marcada inestabilidad en la disposición de los personajes que parecen caer, sobre todo el personaje que se dispone hacia delante alzando su mano al cielo, parece desplomarse sobre el personaje que aparece inclinado. Por otro lado abigarramiento en la composición creando una sensación de angustia de los personajes que se arremolinan en un espacio angosto.

sábado, 16 de mayo de 2015

Juan de Flandes. La Ascensión del Señor

La Ascensión del Señor. 1514-1519. Juan de Flandes
Óleo sobre tabla. Medidas: 110cm x 84cm.
Museo del Prado. Madrid.

Este año hemos recurrido con frecuencia a la obra de Juan de Flandes; hoy, en la contemplación del misterio de la Ascensión, volvemos a escoger una tabla, procedente de la iglesia de San Lázaro de Palencia. Oculto por una nube, Cristo asciende al cielo ante María y los Apóstoles, entre los que destaca Santiago, con vara ysombrero de peregrino. La parte superior de su cuerpo aparece oculta para otorgar mayor protagonismo a las huellas de sus pies, impresas en la cima del monte de los Olivos.

San León Magno comenta este misterio en su Tratado 74. Éstas son sus palabras:

El misterio de nuestra salvación, amadísimos, que el Creador del universo estimó en el precio de su sangre, ha sido llevado a cabo según una economía de humildad desde el día de su nacimiento corporal hasta el término de la pasión. Y aunque bajo la condición de siervo irradiaron muchos signos manifestativos de su divinidad, sin embargo toda la actividad de este período estuvo orientada propiamente a demostrar la realidad de la humanidad asumida. En cambio, después de la pasión, rotas las cadenas de la muerte, que, al recaer en el que no conoció el pecado, había perdido toda su virulencia, la debilidad se convirtió en fortaleza, la mortalidad en eternidad, la ignominia en gloria, gloria que el Señor Jesús hizo patente ante muchos testigos por medio de numerosas pruebas, hasta el día en que introdujo en los cielos el triunfo de la victoria que había obtenido sobre los muertos.

Y así como en la solemnidad de Pascua la resurrección del Señor fue para nosotros causa de alegría, así también ahora su ascensión al cielo nos es un nuevo motivo de gozo, al recordar y celebrar litúrgicamente el día en que la pequeñez de nuestra naturaleza fue elevada, en Cristo, por encima de todos los ejércitos celestiales, de todas las categorías de ángeles, de toda la sublimidad de las potestades hasta compartir el trono de Dios Padre. Hemos sido establecidos y edificados por este modo de obrar divino, para que la gracia de Dios se manifestara más admirablemente, y así, a pesar de haber sido apartada de la vista de los hombres la presencia visible del Señor, por la cual se alimentaba el respeto de ellos hacia él, la fe se mantuviese firme, la esperanza inconmovible y el amor encendido.

En esto consiste, en efecto, el vigor de los espíritus verdaderamente grandes, esto es lo que realiza la luz de la fe en las almas verdaderamente fieles: creer sin vacilación lo que no ven nuestros ojos, tener fijo el deseo en lo que no puede alcanzar nuestra mirada. ¿Cómo podría nacer esta piedad en nuestros corazones, o cómo podríamos ser justificados por la fe, si nuestra salvación consistiera tan sólo en lo que nos es dado ver? Por eso dijo el Señor a aquel apóstol que no creía en la resurrección de Cristo mientras no explorase con la vista y el tacto, en su carne, las señales de la pasión: ¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto.

Pues bien, para hacernos capaces, amadísimos, de semejante bienaventuranza, nuestro Señor Jesucristo, después de haber realizado todo lo que convenía a la predicación evangélica y a los misterios del nuevo Testamento, cuarenta días después de la resurrección, elevándose al cielo a la vista de sus discípulos, puso fin a su presencia corporal para sentarse a la derecha del Padre, hasta que se cumplan los tiempos divinamente establecidos en que se multipliquen los hijos de la Iglesia, y vuelva, en la misma carne con que ascendió a los cielos, a juzgar a vivos y muertos. Así, todas las cosas referentes a nuestro Redentor, que antes eran visibles, han pasado a ser ritos sacramentales; y para que nuestra fe fuera más firme y valiosa, la visión ha sido sustituida por la instrucción, de modoque, en adelante, nuestros corazones, iluminados por la luz celestial, deben apoyarse en esta instrucción.

viernes, 15 de mayo de 2015

Alonso Cano. San Isidro

El milagro del pozo, 1648. Obra de de Alonso Cano.
Óleo sobre lienzo,  216 x 149 cm
Museo del Prado, Madrid. España

Celebramos hoy un santo español y madrileño, San Isidro Labrador, patrono de Madrid. Nació en los alrededores de Madrid, hacia 1080 y murió en esta ciudad de Madrid en 1130. 

Aunque no se tienen demasiados datos biográficos sobre el santo, parece ser que vino al mundo en el seno de una familia muy humilde, poco antes de la reconquista de Madrid, en una casa situada donde en la actualidad se halla la calle de las Aguas. Quedó huérfano muy pronto, así que el joven Isidro se buscó el sustento con trabajos como el de pocero hasta que finalmente se empleó como labrador.

Cuando Alí, rey de Marruecos, atacó Madrid en 1110, Isidro se trasladó a Torrelaguna, donde continuó con el mismo género de vida, dedicada al trabajo y a la oración, que había llevado hasta el momento. Fue precisamente en la parroquia de esta localidad donde contrajo matrimonio con una joven llamada María, natural de Úceda, cuya dote matrimonial fue una heredad en su pueblo natal, lo que fue causa de que los esposos se establecieran allí para trabajar las tierras por cuenta propia.

Aunque Isidro era piadoso y devoto, su esposa no le iba a la zaga a este respecto, ni tampoco en cuanto a laboriosidad, todo lo cual hizo, según la leyenda, que se granjearan la predilección de Dios, que los benefició con su ayuda innumerables veces, como cuando salvó milagrosamente a su hijo único que había caído en un profundo pozo o cuando permitió a María pasar a pie enjuto sobre el río Jarama y así librarse de los infundios de infidelidad que contra ella lanzaban las gentes.

En 1119, Isidro volvió de nuevo a Madrid, y entró a trabajar como jornalero agricultor al servicio de un tal Juan de Vargas. Estableció su morada junto a la Iglesia de San Andrés, donde oía la misa del alba todas las mañanas y, luego, atravesaba el puente de Segovia, las tierras de su patrón estaban del otro lado del Manzanares, para aprestarse al duro trabajo de roturar la tierra con el arado. Se dice de él que daba cuanto tenía a los menesterosos.

Con el correr del tiempo decidieron los esposos separarse para llevar una vida de mayor santidad; marchó así Isidro a Madrid, mientras María quedaba en Caraquiz consagrada al cuidado de la ermita, la cual barría y aseaba diariamente, al tiempo que pedía limosna para costear el aceite que alumbraba la imagen. La separación duró hasta la última enfermedad del santo, cuando María tuvo noticia por un ángel de la muerte de su marido. Corrió presta a la Villa y no se separó del lado de su esposo hasta que éste exhaló su último aliento. Luego volvió a Caraquiz donde tras unos años murió

La escena del cuadro de hoy es un milagro de la vida de San Isidro Labrador (siglo XII), que representa el momento en el que su hijo, tras caer a un pozo, es elevado hasta la superficie por las aguas que suben milagrosamente gracias a las oraciones de su padre y su madre, Santa María de la Cabeza. 

Alonso Cano destaca por sus pinceladas rápidas y por el uso de una gama cromática muy rica, asimilada durante su estudio en la corte de las pinturas de la escuela veneciana pertenecientes a las Colecciones Reales. 

Esta obra fue pintada para el altar mayor de la Iglesia de Santa María de la Almudena de Madrid, a expensas de la reina Isabel de Borbón, de donde pasará al Convento madrileño de las Bernardas del Santísimo Sacramento. 

jueves, 14 de mayo de 2015

La Ascensión de Cristo


La Ascensión de Cristo, 1460. Obra de Andrea Mantegna
Temple sobre tabla, 86x162cm
Galeria de los Uffizi, Florencia. Italia

Hoy es la Ascensión del Señor a los cielos, cuarenta días después de resucitar y tras aparecerse a los discípulos varias veces dejando así constancia de su resurrección, asciende al Cielo, desde donde al final de los tiempos ha de venir a juzgara al mundo.

El evangelio dice así; Jesús a sus discípulos: «Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto. Yo os enviaré lo que mi Padre ha prometido; vosotros quedaos en la ciudad, hasta que os revistáis de la fuerza de lo alto.» Después los sacó hacia Betania y, levantando las manos, los bendijo. Y mientras los bendecía se separó de ellos, subiendo hacia el cielo. Ellos se postraron ante él y se volvieron a Jerusalén con gran alegría; y estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios.
(Lc 24, 46-53)

San Pablo en su carta a los efesios nos habla de la gracia recibida en Cristo, de como en Él hemos sido arrancados de toda esclavitud y como en Él hemos de desarrollarnos según los dones que nos ha regalado llegando así a nuestra plenitud en Cristo: A cada uno de nosotros se le ha dado la gracia según la medida del don de Cristo. Por eso dice la Escritura: «Subió a lo alto llevando cautivos y dio dones a los hombres». El «subió» supone que había bajado a lo profundo de la tierra; y el que bajó es el mismo que subió por encima de todos los cielos para llenar el universo. Y él ha constituido a unos, apóstoles, a otros, profetas, a otros, evangelizadores, a otros, pastores y maestros, para el perfeccionamiento de los santos, en función de su ministerio, y para la edificación del cuerpo de Cristo; hasta que lleguemos todos a la unidad en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, al hombre perfecto, a la medida de Cristo en su plenitud.
(Ef 4, 7-13)

Y san Cirilo de Alejandría en su comentario sobre el evangelio de san Juan hace alusión a éste acontecimiento; Así pues, nuestro Señor Jesucristo nos ha inaugurado un camino nuevo y vivo, como dice Pablo: Ha entrado no en un santuario construido por hombres, sino en el mismo cielo, para ponerse ante Dios, intercediendo por nosotros. En realidad, Cristo no subió al cielo para manifestarse a sí mismo delante de Dios Padre: él estaba, está y estará siempre en el Padre y a la vista del que lo engendró; es siempre el objeto de sus complacencias. Pero ahora sube en su condición de hombre, dándose a conocer de una manera insólita y desacostumbrada el Verbo que anteriormente estaba desprovisto de la humanidad. Y esto, por nosotros y en provecho nuestro, de modo que presentándose como simple hombre, aunque Hijo con pleno poder, y habiendo oído en la carne aquella invitación real: Siéntate a mi derecha, mediante la adopción pudiera transmitir por sí mismo a todo el género humano la gloria de la filiación. Es efectivamente uno de nosotros, en cuanto que apareció a la derecha de Dios Padre en su calidad de hombre, si bien superior a toda criatura y consustancial al Padre, ya que es el reflejo de su gloria, Dios de Dios, y luz de la luz verdadera. Se apareció, pues, por nosotros delante del Padre, para colocarnos nuevamente junto al Padre a nosotros que, en fuerza de la antigua prevaricación, habíamos sido alejados de su presencia. Se sentó como Hijo, para que también nosotros, como hijos, fuésemos, en él, llamados hijos de Dios. Por eso, Pablo que pretende ser portador de Cristo que habla en él, enseña que las cosas acaecidas a título especial respecto de Cristo son comunes a la naturaleza humana, diciendo: Nos ha resucitado con Cristo y nos ha sentado en el cielo con él.

El cuadro en cuestión era una de las tablas que adornaba la capilla del Castillo de Mantua, junto a la Muerte de la Virgen del Museo del Prado. Después se formó un tríptico con este cuadro y la Circuncisión y la Adoración de los Reyes Magos.De sentido marcadamente vertical, todos los elementos de la composición conducen la mirada del espectador hacia el Cristo que asciende al cielo, en cuerpo y alma, portado por una guirnalda a mondo de mandorla cuajada de ángeles y querubines  de color rojo entre nubes azules, modelo que se repitió en España y Flandes. En el suelo, los apóstoles y la Virgen forman un corro que contempla asombrado el milagro, cada uno en una pose diferente según su propia reacción. Las cabezas elevadas y giradas hacia Cristo permiten al artista lucir su dominio del escorzo, que consiste en situar un objeto en diagonal y no de frente, ofreciendo una vista forzada y deformante que resultaba muy difícil en la época. Mantegna fue el mayor maestro en el dominio del escorzo y la perspectiva geométrica, lo que puede apreciarse en dos obras muy llamativas, como son el Cristo Muerto de la pinacoteca de Brea de Mián y la Cámara de los Esposos del palacio ducal de Mantua.

miércoles, 13 de mayo de 2015

Pedro Berruguete. La Virgen de la Leche

Virgen de la Leche. 1450. Pedro Berruguete
Óleo sobre tabla. Medidas: 61 x 44 cm
Depósito del Ayuntamiento de Madrid

La liturgia nos recuerda hoy a Nuestra Señora la Virgen de Fátima. María mostró, a través de su aparición a unos sencillos pastores, la importancia de la conversión y la penitencia para seguir a su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, cuando Europa se desangraba en las crueldades de la Primera Guerra Mundial. Con esta ocasión, queremos hoy hacer un acto de contemplación ante una magnífica imagen de María: la Virgen de la Leche, de Pedro Berruguete.

Es posible que proviniera del hospital de la Concepción, fundado por Francisco Ramírez y del que se hizo cargo su esposa Beatriz Galindo, tras su muerte en 1501. El hospital era también popularmente conocido como ‘hospital de la Latina', en referencia a Beatriz Galindo, apodada ‘la Latina', preceptora de latín de la reina Isabel la Católica y persona muy cercana a ella. El Ayuntamiento se hizo cargo de las pertenencias del Hospital y aunque no existe referencia que confirme la de la pintura de Berruguete a dicho centro, todo parece apuntar a que la comitente de esta obra maestra fue ‘la Latina', que pudo mandar hacerla directamente para dicho hospital o, teniendo en cuenta su pequeño formato, destinarla en origen a su devoción privada y donarla al hospital años después.

Muy posteriormente, la tabla de Berruguete, apareció en el Ayuntamiento, llegando a colgarse en el despacho del alcalde. Siendo alcalde Tierno Galván, se decidió depositarla en el Museo Municipal de la calle Fuencarral -el actual Museo de Historia de Madrid-, donde se exhibió hasta su cierre por obras en 2008. La obra se podía contemplar desde entonces en el Museo de San Isidro.

La composición nos presenta a María en el interior de un templete, coronada como reina de los cielos y entronizada, ofreciendo el pecho a su hijo. Partiendo del modelo rogeriano y de la influencia eyckiana en el manejo de la luz, Pedro Berruguete hace gala de su dominio de la composición y de su originalidad. El artista crea en este templete, una estructura compuesta por elementos arquitectónicos góticos, mudéjares y renacentistas, con la que traduce de forma magistral la indefinición estilística del arte castellano en torno a 1500, en el que no existe un modelo único, sino que los tres coexisten y se utilizan en función de los gustos e intereses del comitente o del uso que se otorgue a un determinado edificio.


Los elementos arquitectónicos que rodean a la Virgen revelan su condición de castellano, a la par que su conocimiento del arte italiano del Quattrocento. El efecto general que se consigue es de un verismo extraordinario, consecuencia de la delicada conjunción de los valores pictóricos y de la elaborada estructura arquitectónica. Sin embargo, el esquema de la perspectiva geométrica subyacente tiene sus imperfecciones. Berruguete, como casi todos los maestros del norte hasta Durero, aplica de forma empírica los conceptos básicos de la perspectiva, pero desconoce las leyes de la geometría científica. El dominio de la perspectiva aérea y el empleo de la perspectiva empírica evidencian que su formación fue más flamenca que italiana.

martes, 12 de mayo de 2015

Andrés de Melgar. Santo Domingo repartiendo pan a los pobres


Santo Domingo repartiendo pan a los pobres. 1531. Andrés de Melgar
Óleo sobre tabla.
Catedral de Santo Domingo de la Calzada

Este día recordamos al célebre ermitaño y protector de peregrinos, santo Domingo de la Calzada. Sobre su tumba se levantó una hermosa catedral románica, que con el paso de los siglos fue notablemente embellecida. En el muro externo del Coro, en la lado de la Epístola, encontramos nueve pinturas sobre tabla, que fueron ejecutadas en torno a 1531 por Andrés de Melgar y Alonso Gallego.

La que hoy contemplamos nos muestra al santo repartiendo pan entre los pobres, con un lisiado tirado a sus pies. Andrés de Melgar (1500 - 1554), fue un pintor renacentista español que desempeñó un papel clave en la difusión de los grutescos. En 1530 se había establecido en Santo Domingo de la Calzada, donde ese mismo año contrajo matrimonio y un año después contrató las pinturas del retablo de Santo Domingo junto con el pintor Alonso Gallego, procedente de Medina del Campo y asentado en Nájera desde fines del siglo XV hasta su muerte en 1546. Estas pinturas se encuentran actualmente en los muros exteriores del coro, en el lado de la Epístola las relativas a la vida de santo Domingo de la Calzada y en el trascoro las dedicadas a la Pasión.

lunes, 11 de mayo de 2015

Berzé-la-Ville


Pinturas del ábside de la capilla del "Chateau des Moines" s. XII.
Berzé-la-Ville, Francia.

Hoy recordamos en el calendario a los santos abades de Cluny El monasterio de Cluny, fundado el año 909, por obra de los santos abades que se sucedieron por espacio de dos siglos, fue uno de los más famosos centros de vida monástica. 

La Imagen pertenece a una capilla, posterior priorato,  cercana al monasterio que sirvió incluso de enterramiento de abades. Berzé-la-Ville era un priorato cluniacense próximo al monasterio, apenas a unos de kilómetros. En su interior encontramos una de las decoraciones pictóricas más importantes del Románico francés. Realizada hacia 1109 con una técnica muy cuidada, sobre un espeso enlucido de base, se representaba en el interior del ábside una composición en tres niveles: arriba, Cristo en majestad; en el medio, escenas relativas a los martirios de san Blas y san Lorenzo o san Vicente; abajo, una serie de bustos de santos, en total, dieciséis figuras alrededor del Pantocrátor. Ademanes y caracterización de los rostros denuncian el conocimiento de obras bizantinas. Sin embargo, es posible, como creen algunos especialistas, que el pretendido bizantinismo no corresponda a una dependencia directa, sino a algo aprendido a través de modelos italianos; seguramente, dados los estrechos contactos existentes, con Montecasino; no faltando una coincidencia en los detalles ornamentales con la misma pintura romana coetánea. 

Podemos distinguir dos escuelas diferentes dentro de la pintura románica en Francia: la escuela de Borgoña que se inspira en la benedictina de Italia, y la escuela del Loire, que mantendrá contactos con las escuelas españolas. La escuela de Borgoña era continuadora de la pintura italobizantina porque el monasterio de Cluny mantenía una buena relación como ya hemos apuntado con el de Montecassino. Se caracterizaba por utilizar colores muy decorativos, y realizar figuras de delicado modelado y suntuosos vestidos sobre fondos azules.  Estas majestuosas figuras aparecen en los frescos de Berzé-la-Ville, que era el lugar donde reposaban los abades de Cluny, y en la cripta de la catedral de Auxerre.

Pero vamos a recordar de forma breve a los abades que hoy recordamos:

Odón, anteriormente canónigo de la iglesia de Tours, muy luego hizo profesión de vida monástica. Elegido abad de Cluny en 927, ilustró a los monjes los tesoros escondidos en la observancia de la Regla. Hizo florecer muchos monasterios en Francia y en Italia. Murió en Tours el 18 de noviembre de 942, en la octava de la fiesta de san Martín.

Máyolo, nacido en Provenza, de noble familia, canónigo de la iglesia de Mácon, joven aún fue nombrado arcediano. En 948 hizo profesión de vida monástica en Cluny, y muy pronto fue elegido abad. Fue tan apreciado por los príncipes de aquel tiempo, que Otón II tenía interés enhacerlo elegir Sumo Pontífice, a lo que Máyolo se opuso resueltamente. Fundó innumerables monasterios y aceptó reformar otros muchos. Murió en Souvigny (Alvernia) el 11 de mayo de 994.

Odilón, nacido en Alvernia en 962, fue primero canónigo de la iglesia de Brioude, y después monje de Cluny. Nombrado por Máyolo coadjutor suyo en 991, le sucedió en el cargo abacial. Extendió la observancia cluniacense en España. Fue el primero en instituir la conmemoración litúrgica de todos los difuntos. Murió el 1 de enero de 1049 en Souvigny, junto a la tumba del padre Máyolo.

Hugo, hijo de Dalmacio conde de Semur, nació en 1024. Contra la voluntad de sus padres, en 1039 se retiró al monasterio de Cluny, de donde fue prior. A la muerte de Odilón, fue elegido abad. Construyó la célebre basílica de su monasterio, hizo redactar el código de las costumbres monásticas, y fundó de planta muchos monasterios. Después de sesenta años de gobierno, murió en Cluny el 29 de abril de 1109.

Pedro, llamado el Venerable, nació en Alvernia hacia el 1092. Educado en el monasterio de Sauxilanges, fue nombrado prior y responsable del escolasticado del monasterio de Doméne, y, más tarde, en 1122 fue elegido abad de Cluny. Se preocupó por la observancia regular en los monasterios. Personalmente eminente en el estudio de las letras, estimuló a sus monjes para que se dedicasen a los estudios, pero demostrando siempre un perfecto equilibrio entre acción y contemplación. Murió el año 1156 en el día de Navidad.

(De la Historia del monasterio de Cluny)

sábado, 9 de mayo de 2015

Roger van der Weyden. Descendimiento de la Cruz

Descendimiento de la Cruz. 1442-1445. Rogier van der Weyden
Óleo sobre tabla. Medidas: 213 cm x 43 cm
Galería de Pintura. Berlín

Si el mundo os odia, sabed que me ha odiado a mí antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo os amaría como cosa suya, pero como no sois del mundo, sino que yo os he escogido sacándoos del mundo, por eso el mundo os odia.

Las palabras de Jesús que se pronuncian hoy en el Evangelio de la Eucaristía nos previenen ante las persecuciones que los cristianos han de sufrir, siguiendo el ejemplo del propio Señor, que fue crucificado por nuestros pecados. Por eso, hemos traído hoy a nuestra contemplación la tabla central del llamado Tríptico de Miraflores, que pintó a mediados del siglo XV Roger van der Weyden, y que posteriormente fue copiado por Juan de Flandes para la Capilla Real de Granada.

Se trata de una Piedad, llena de emoción y sentimiento, enmarcada en una arquitectura gótica, y con un paisaje en profundidad, en el que se divisa una ciudad a la orilla de un lago.

viernes, 8 de mayo de 2015

Van der Weyden. El Redentor, la Virgen y san Juan

El Redentor, la Virgen y san Juan. XV. Rogier van der Weyden
Óleo sobre tabla. Medidas: 18 cm x 10 cm
Museo del Louvre. París

Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure. De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé. Esto os mando: que os améis unos a otros.

El Evangelio de hoy nos invita a la confianza. Jesús nos llama amigos, y nos manda amarnos. Jesús hace presente entre los hombres el amor de Dios, de tal forma que, a través de él, podemos acercarnos a Dios.

Hemos escogido hoy una Déesis, es decir, la intercesión que ante Cristo resucitado hacen la Virgen y san Juan, perteneciente al llamado Tríptico de la Familia Braque. De pequeñas dimensiones se considera realizado para la devoción privada de una dama de esta familia que lo legó en su testamento a su nieto en 1497. El reverso de las hojas muestra los escudos de armas de la familia Braque, Jean y su esposa Catalina de Brabante. Ésta última encargó el tríptico tras la muerte de su esposo en 1452. Se trata de una de las obras más destacadas de Van der Weyden. Su estilo es cercano al retablo de Beaune, las figuras del la Virgen y de Cristo parecen sacadas directamente de la representación del Juicio Final. No hay seguridad de que fuera realizado enteramente por el pintor, de hecho se aprecian contornos realizados a lápiz lo que no es propio del pintor.

jueves, 7 de mayo de 2015

Gil de Siloé. Pentecostés

Pentecostés. XV. Gil de Siloé
Óleo sobre tabla.
Cartuja de Miraflores. Burgos.

La primera lectura de la Eucaristía de hoy nos presenta uno de los momentos más trascendentales de toda la Historia de la Iglesia: el Concilio de Jerusalén. El tema del debate fue si Cristo es el único camino de salvación, o si es posible mantener la Antigua Alianza como camino de salvación. Es decir, ¿es Cristo el único medio de llegar a Dios?

La respuesta de la primera Iglesia fue clara y nítida: Jesús es el único camino de salvación. Esta respuesta, urgida por el Espíritu Santo, nos lleva hoy a contemplar el Misterio de Pentecostés, es decir, la presencia del Espíritu Santo, en la célebre talle del pentecostés del tambor giratorio del retablo de la Cartuja de Miraflores, esculpido por Gil de Siloé.

Gil de Siloé es una de las máximas figuras de la escultura hispánica, y europea por extensión, del siglo XV, cuando las formas del gótico postrero, hibridadas por las del arte mudéjar y las influencias flamencas de tipo flamígero, dieron origen al estilo gótico isabelino, exclusivo de España, del que Gil de Siloé es representante emblemático. Los nombres por los que es conocido evidencian la confusión que rodea su origen. En algunos documentos se le cita como Gil de Emberres (Amberes), por lo que se cree fuera originario de Flandes1 en otros como Gil de Urlianes, por lo que podría venir de Orleans. El nombre que habitualmente se repite en los documentos es el de Maestre Gil; sólo en algún momento muy concreto se añade la palabra Siloe, y aplicada sobre todo a su hijo Diego. Para algunos era Abraham de Nürenberg a quien trajo a España Alonso de Cartagena, para otros en cambio provenía del mundo de los conversos. En definitiva, estamos ante alguien venido de fuera con un bagage de formación nórdica, donde acusa lo flamenco, aunque en parte tampoco le es ajeno lo germano y aún esto es para algunos discutible, pues imaginan podría ser burgalés hijo de algún oficial que acompañó a Juan de Colonia cuando se asentó en la ciudad.

El retablo de Miraflores aún presenta otra particularidad. Aunque modificado por la reforma del sagrario, queda un hueco en él para un expositor de escenas. La mayoría de los viajeros no se dieron cuenta de su existencia o no le concedieron valor cuando hablaban del retablo, pero Enrique Cock, arquero de la Guardia Real y notario apostólico, en el relato del viaje de Felipe II en 1585, fue más observador. Alababa los sepulcros reales pero se detuvo en el retablo: El retablo es muy lindo de escultura, y en medio de él hay una cosa que se mueve en derredor, y con él, o en él por mejor decir, se pone cada fiesta principal que viene en el año, que está artificialmente hecha la obra y merece ser vista, porque no me acuerdo haber visto cosa semejante.

miércoles, 6 de mayo de 2015

Anónimo alemán. Cristo, varón de dolores

Cristo, varón de dolores. XV. Anónimo alemán
Óleo sobre tabla.
Museo de la Catedral de Burgos

Volvemos a leer en la Eucaristía de hoy el comienzo del capítulo 15 de san Juan, en el que Jesús nos dice que debemos permanecer unidos a él, la verdadera vid, de la que nosotros, sus sarmiento, tomamos vida.

Contemplamos, con este texto de fondo, una imagen piadosa del siglo XV, en la que aparece Cristo después de la flagelación, sentado sobre una roca con la cruz de fondo, y dos donantes, que están arrodillados, detrás de los cuales están sus patronos, los santos Antonio de Egipto (lleva la tau sobre su esclavina), y el papa san Gregorio Magno.

martes, 5 de mayo de 2015

Juan de Flandes. Pentecostés

Pentecostés. 1504. Juan de Flandes
Óleo sobre tabla. Medidas: 21 cm x 15 cm
Palacio Real. Madrid

Ya no hablaré mucho con vosotros, pues se acerca el Príncipe del mundo; no es que él tenga poder sobre mí, pero es necesario que el mundo comprenda que yo amo al Padre, y que lo que el Padre me manda yo lo hago.

Escuchamos en la liturgia de este martes quinto de Pascua la despedida de Jesús. Se fue, pero dejó a sus discípulos, a la Iglesia, el Espíritu Santo. En la tabla de contemplamos, obra de Juan de Flandes para el Políptico de Isabel la Católica, están los apóstoles en torno a la Virgen María y, sobre ellos, el Espíritu Santo irradia luz sobre el grupo.

sábado, 2 de mayo de 2015

Anónimo. Santos Teófanes, Atanasio y Cirilo

Santos Teófanes, Atanasio y Cirilo. XV. Anónimo
Témpera sobre tabla. Medidas: 15 cm x 20 cm.
Catedral de Santa Sofía de Novgorod

Recordamos hoy la santidad de san Atanasio de Alejandría, uno de los cuatro grandes doctores de la Iglesia Oriental. Nació en el ambiente cosmopolita de Alejandría, donde recibió su formación filosófica y teológica. No se sabe nada de los primeros treinta años de su vida salvo que en el año 320, con veinticuatro años, fue ordenado diácono. Este cargo le permitió acompañar a su obispo, Alejandro de Alejandría, al concilio de Nicea I en 325. Desde esa fecha se convirtió en defensor a ultranza del símbolo niceano, y enemigo acérrimo de los arrianos.

En el año 328, contando con treinta y cinco años, fue elegido Patriarca de Alejandría. En este cargo sufrió el acoso de los arrianos, cuando el emperador se dejaba influir por éstos. Así fue detenido y desterrado hasta cinco veces, especialmente a Tréveris. De su etapa de destierro entre los monjes del desierto egipcio, adquirió un gran interés por el monacato, influyendo en el acceso de los monjes al sacerdocio, y convirtiéndose en biógrafo de Antonio Abad, de quien escribió la Vida de Antonio, luego divulgada en el continente Europeo durante su destierro en Tréveris.

En la imagen, vemos un icono de tres santos orientales, procedente de la tradición rusa de Novgorod. A san Atanasio se le reconoce por su característica capucha copta.

viernes, 1 de mayo de 2015

George de la Tour. San José Carpintero

San José Carpintero. 1640. Georges de La Tour
Óleo sobre lienzo. Medidas: 137 cm x 132 cm.
Museo del Louvre. París

Veneramos hoy a san José en su oficio de carpintero. Aceptó la misión que Dios le confirió, de cuidar a María y a Jesús. En él vemos reflejadas las virtudes de la fe confiada en la Palabra que le fue dirigida, la vida laboriosa y el amor que profesó a María y a Jesús.

Contemplamos un lienzo de George de la Tour,  el más famoso de los tenebristas franceses. Georges de La Tour recibió la influencia del pintor italiano Caravaggio, y debió conocer asimismo la obra de Carlo Saraceni y Orazio Gentileschi. No obstante, se relaciona más con los tenebristas holandeses de la escuela de Utrecht —en particular Gerard van Honthorst— que con Caravaggio. En los cuadros de Georges de La Tour, el origen de la luz es concreto: una vela, una bujía, una antorcha u otra forma de luz artificial, mientras que en las obras de Caravaggio, la luz provenía de un foco de origen impreciso.

En nuestro lienzo, vemos a san José trabajando sobre un trozo de madera, mientras que el niño Jesús le ilumina con una vela, que pone de manifiesto de divinidad.